
Salir trasquilados
El Sónar, sobre todo su edición de día, ha sido durante muchos años el mejor festival de Barcelona. La fórmula mágica combinaba el sol, un recinto ase...
El Sónar, sobre todo su edición de día, ha sido durante muchos años el mejor festival de Barcelona. La fórmula mágica combinaba el sol, un recinto asequible y el aliciente constante de descubrir nuevas propuestas de ritmos electrónicos. Era mejor mucho mejor cuando se celebraba en el recinto del CCCB, incluso cuando estábamos allí como sardinas; con el traslado a la Fira de Montjuïc pudo crecer sin desmedirse y mantener la esencia. Fue uno de los riesgos acertados que asumió aquella dirección. La brújula la llevaban sus tres fundadores Ricard Robles, Enric Palau y Sergi Caballero, que esta semana se han desvinculado del festival tras 32 años. Lo que queda es un icono que entra en una nueva etapa, con nuevos gestores y un debate público más crispado que nunca.